El modo caraqueño
Definitivamente el estilo caraqueño de oposición no es el más convincente. No le llega a la mayoría de los venezolanos que padecen el régimen de Nicolás Maduro. Es un modo refinado de denuncia o critica que no es el lenguaje de la mayoría del pueblo venezolano que reclama una diatriba más enérgica.
Todos los días las actuaciones del Gobierno ofrecen un abanico de oportunidades para dejar en el piso al mayor peso pluma del régimen. Los fenómenos políticos que ocurren son de tal grosor, que es inexplicable que en menos de 48 horas ya no sean noticia.
Los últimos acontecimientos ocurridos en cualquier parte del mundo, hubieran dejado al Gobierno más sedimentado fuera del poder. Es inaudito que el Gobierno le haya subido el 45 por ciento de los sueldos a los militares y el 15 por ciento al resto de la población y no exista un liderazgo que convoque a la mayoría civil a las calles. No se explica que la nación esté siendo víctima de una epidemia de dengue, chikungunya y otras fiebres, que no se encuentren los medicamentos, que se conozca que todo se debe a que el Gobierno, avisado de los estragos que esta pandemia podía traer a la población, no tomara las previsiones necesarias y el pueblo permanezca callado.
Se sabe a ciencia cierta que los países vecinos fueron avisados de esta epidemia, tomaron las previsiones, fumigaron y no están padeciendo lo que ocurre en Venezuela. De tal forma que en República Dominicana donde primero se detectó la enfermedad haya controlado el virus, con menos recursos que la petrolera Venezuela, que no esté causando estragos la chikungunya en Colombia, Haití, Panamá y las islas holandesas y angloparlantes vecinas y la tierra donde una “revolución” se pavonea de ser el mejor país del mundo, tenga a seis de cada 10 venezolanos en cama, con dolores de cabeza, en las articulaciones, diarrea, fiebre y malestar general.
La enfermedad debiera llamársele la chavarrea, porque ya es propia de Venezuela, al punto que países como Paraguay, Chile y Colombia están aislando a los pasajeros que llegan desde Caracas.
A un Gobierno inepto se le saca del poder con palos diarios, hasta que la piñata cae al suelo, por los votos u otras circunstancias. Necesitamos una oposición con un lenguaje de provincia y quizás el modo de decir las cosas sea el zuliano del pan pan y vino vino.