Sistema caído

 
La destrucción del sistema educativo de Venezuela tiene poco que ver con la pandemia, aunque es el golpe que terminó de rematarlo
La destrucción del sistema educativo de Venezuela tiene poco que ver con la pandemia, aunque es el golpe que terminó de rematarlo

El verdadero problema es que no es una novedad, por lo tanto no puede tratarse como noticia. Pero afortunadamente aún existe un editorial que lo puede decir. La destrucción del sistema educativo de Venezuela tiene poco que ver con la pandemia, aunque es el golpe que terminó de rematarlo.

El año pasado el régimen tuvo la desfachatez de anotarse en la metodología de la educación a distancia que se desarrollaba internacionalmente para hacerle frente a la cuarentena. Pero eso lo hicieron por las apariencias, porque ellos bien sabían entonces (igual que lo saben ahora) que en Venezuela no hay condiciones para que esto sea efectivo.

Así como las condiciones deplorables del país se ven reflejadas en cada hogar, así afectan a la escuela, una institución que debió ser resguardada con importantes inversiones desde hace más de 20 años, pero que sufre el mismo abandono que toda Venezuela.

Hace tiempo que los planteles dejaron de ser la esperanza de cada padre que no le podía dar las comidas completas a sus hijos; hace tiempo que la deserción escolar llega hasta a los maestros que no tienen ni cómo pagar pasajes para llegar a su puesto de trabajo. Hace tiempo que la infraestructura se cae a pedazos y que la falta de luz y agua hacen imposible su habitabilidad.

Si las reformas educativas del régimen minaron el rendimiento escolar de los niños y adolescentes venezolanos con eso de que todo el mundo pasa de nivel aunque no sepa nada, las clases a distancia que se supone deben mantenerse durante el tiempo de pandemia terminaron de enterrar la preparación de los alumnos. Y no por culpa de ellos o de los profesores, sino porque es muy pequeña la porción de la población que puede acceder a una clase online y son muy pocos los docentes que están realmente preparados para esta tarea.

Siguen teniendo ventaja los profesores de escuelas privadas, que cuentan con más apoyo y compromiso de su directiva, como bien lo declararon Luisa Pernalete y Fausto Romeo, de la Andiep. Pero la llamada de alerta sobre la calidad de la educación que han recibido los alumnos este año debería ser punto de honor para un gobierno que se interese por el futuro del país. Al régimen le tiene sin cuidado si los niños aprenden o no.

La educación es la respuesta a todos los males que sufre Venezuela. Hay que empeñarse en preparar a los docentes, remunerarlos de manera justa, proveerlos de salones de clase equipados, darle respuesta a la deserción por hambre y sacar adelante a tantos niños que merecen un mejor futuro.

Editorial del Nacional

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